lunes, 16 de noviembre de 2015

¿La contaminación de algunos políticos degrada el transporte público de Madrid?

La guerra política entre administraciones ha llegado al terreno técnico en forma de presupuestos para 2016, aprobados por el Consorcio Regional de Transportes; entidad responsable de fijar la financiación, las tarifas y la oferta a los distintos operadores de transporte público de la comunidad. Tras una legislatura plagada de recortes y degradaciones en el servicio, para el año que viene se contempla una recuperación en el número de viajeros y un aumento de la inversión pública a los operadores. Pero así como los viajeros aumentan de forma proporcional, la inyección presupuestaria se concentra en los medios controlados por la Comunidad (Metro y Bus interurbano) mientras se congela la aportación a la EMT de Madrid, único operador público del Ayto. de Madrid.

Los últimos datos publicados por la prensa, se han detectado enormes contradicciones en la asignación de los recursos económicos: las cifras técnicas (demanda de viajeros, km ofertados…) no concuerdan con su correspondiente subvención, en una maniobra de desgaste político de bajo nivel. De llevarse a la práctica estos presupuestos, serán los más de 400 millones de viajeros al año quienes pagarán las consecuencias en forma de un peor servicio y una degradación de la movilidad en la capital.

El dato más relevante, y que deja de manifiesto la intención de la Comunidad, es el aumento en las inversiones. Todos los operadores ven incrementadas sus cuentas, excepto la EMT.
Asignación

El propio Consorcio reconoce que el número de viajeros del bus aumentará un 3%, un crecimiento imposible de asumir si no conlleva más ingresos. Para atender estos nuevos viajeros, el Consorcio también es responsable de fijar la oferta de servicio: los cuadros de dotación que marcan los coches y horarios para cada línea. En los presupuestos una nueva contradicción: mientras los viajeros suben un 3%, la oferta bajará un 3% reduciendo frecuencias y eliminando más líneas en sábados y festivos. Para resto de operadores si se ordena aumentar la dotación para asumir el aumento de demanda.

Recordemos que antes la EMT cobraba por viajero transportado, pero ahora lo hace por kilómetro recorrido. Da igual cuantos viajeros mueva la EMT o cuántos billetes se emitan; sus ingresos siempre estarán ligados a los “kilómetros · coche” que le dicte el CRTM. Para 2016 serán 85,5 millones de kilómetros según el presupuesto, pese a que la EMT tenía previsto alcanzar los 89,9 km. Sería conveniente volver al modelo de ingresos por viajero, al considerar irregular que el mismo organismo que financia el servicio sea el que decida la oferta y por tanto, condicione los ingresos a sus intereses y no a las necesidades reales de transporte.

Durante la legislatura anterior el Consorcio elevó las condiciones de edad media y máxima para los vehículos de la EMT con el fin de retrasar la compra de nuevos buses. Una medida a priori positiva, puesto que mejora la amortización de los vehículos. Sin embargo, tras cuatro años de paralización de las compras muchos de ellos empiezan a necesitar un reemplazo.

La EMT tenía previsto adquirir 100 buses nuevos y renovar 127, de un total de 1.900. Una renovación de mínimos para reemplazar a los coches más antiguos, a punto de superar los 15 años de servicio. El Consorcio ha bloqueado la inversión en nuevos vehículos por 5 ejercicio consecutivo, exigiendo a la EMT que renueve la flota cargándolo a su deuda, en lugar de cofinanciar la compra como ha hecho con el resto de operadores. En este mismo periodo, la Comunidad ha subvencionado a las concesiones de Interurbanos con más de 120 millones de euros para adquirir más de 700 autobuses nuevos, una inversión muy positiva para el servicio pero que no se ha visto reflejada de igual forma en el bus urbano.

Por último, los presupuestos 2016 han dejado ver lo que ya adelantaba es sindicato: la subvención indiscriminada del Abono Joven a 20 euros, realizada de forma precipitada y sin aval técnico, ha diezmado los ingresos tarifarios del transporte. Se calcula en 94,5 millones de euros al año el coste de esta medida electoral, un 9% de los ingresos registrados en 2015. Nada queda de las previsiones optimistas de la Comunidad, donde aseguraban que el incremento de viajeros compensaría la nueva tarifa.

El propio Ayuntamiento ha denunciado públicamente el desigual trato que se está dando a los operadores, y la imposibilidad de prestar el servicio requerido con estos recursos. El juego de desgaste político que demuestra la Comunidad con estos presupuestos pone en entredicho el papel del Consorcio como organismo imparcial e integrador del transporte público en nuestra región. 

¿La contaminación de algunos políticos degrada el transporte público de Madrid?

El Ayuntamiento de Madrid tendrá que dar un nuevo enfoque que supere la estrategia del CRTM (hundir la EMT) y garantizar el aumento del servicio público de autobuses (EMT) en la ciudad. La ciudadanía por su parte, tiene la oportunidad de cambiar el rumbo político en las urnas el 20 de diciembre.


Fuente: ecomovilidad.net

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